jueves, 19 de agosto de 2010

Página del Diario de Antonieta

1 de Setiembre/ Cualquier año


Querido Diario:

De cuando en vez tengo periodos ausentes de mí. Periodos en los que mis quehaceres son totalmente automáticos y en los que mi mente no se ve involucrada de manera consciente en lo más mínimo. En otras palabras; soy eficiente en el trabajo y me pueden promover, pero soy incapaz de sentir algo por ello, por mí o por alguien.

Desde que era niña he tenido la costumbre de aislarme de quienes sé que me aman. Buscaba provocar alguna situación en la que se me presente la oportunidad de reaccionar mal. Podía ir desde no hacer lo que me ordenaban sino todo lo contrario, hasta burlarme de mis padres de la forma más descarada. Siempre hallaba la manera de conseguir alejarme de sus muestras afectivas. Hoy no es la excepción. Vivo sola hace años, no los llamo ni los veo, y cuando me escriben o me llaman no les respondo. No se, es que me parece innecesario ese tipo de contacto. Ellos ya cumplieron su ciclo en mi vida, así como lo hizo Él por un tiempo.

Han pasado un par de cosas desde que no te escribo, Diario. La primera de todas es que me compré una pequeña camioneta de segunda, dos puertas, celeste y con una llanta de repuesto. Hasta ahora me va bien. No me ha fallado, creo hice una buena compra.
La segunda es que me recorté un poco el cabello. Lo llevaba largo ya hace mucho y me comenzó a aburrir tener que cepillarlo todas las noches antes de dormir. Ahora lo llevo a la altura de la mitad de mi cuello. Es un corte bastante moderno, con mechones de distintos tamaños y mucho movimiento. Realmente me gusta. Me hace recordar cuando comencé la universidad y veía a mucha gente con estilos extravagantes. Yo venía de una familia y un colegio extremadamente conservadores y nada de lo que veía jamás se había cruzado por mi cabeza. Así que un día, cogí una tijera y me corté el cabello como pude frente al espejo del baño de mi casa. Estaba cortísimo y desgarbado. Me fui a dormir temprano esa noche para que mis padres no se dieran cuenta. Al día siguiente salí usando una capucha que me tapaba toda la cabeza y llegando a la universidad me la quité. Recuerdo la sensación de libertad que sentí al entrar a la universidad luciendo mi propio estilo, hecho con mis propias manos, y sobre mi propia cabeza. Me sentía realmente yo, sin importar si me veía bien o no, me sentía realmente yo.
La tercera cosa que me ha sucedido es que me doblé el pie. Fue algo sumamente tonto en realidad. Estaba entrando a la ducha cuando escuché un sonido extraño. Decidí ir a ver qué era, así que salí del cuarto de baño y fui en dirección a la cocina. Hay un peldaño que subir al momento de cruzar de la sala a la cocina. Justo antes de pisarlo volví a escuchar el ruido más fuerte y muy cerca a mí por la derecha. Giré mi cabeza rápidamente y vi una mancha negra que se avecinaba sobre mí. Quise correr pero no recordé el peldaño que debía subir y mi tobillo se dobló cual plastilina sin volver a su posición original. Al principio no me dolía pero al cabo de unas horas ya no podía pisar sin sentir hincones a los costados de mi tobillo. Fui a la clínica donde no me dieron otra opción que enyesarme y descanso médico indiscutible. Jamás me habían inmovilizado alguna parte del cuerpo y menos con yeso. Así que todo esto es una nueva experiencia para mí. Por el momento no puedo ni usar mi camioneta, ni lucir mi nuevo corte de cabello en el trabajo, ni salir a caminar. Ah..y la mancha negra que vi, era una bolsa que se caía de un estante.

Parecería que he progresado en supervivencia, pero todo sigue tratándose de mí. Mi convivencia social sigue en total nulidad y no me molesta (que es lo peor de todo según mi psicólogo). A veces siento que extraño algo que relaciono con compañía, pero realmente no sé qué es lo que extraño. A veces me quedo mirando la puerta de mi cuarto como pensando "falta aún que alguien entre". A veces fumo un cigarrillo recordando los susurros de un tiempo pasado donde el cenicero albergaba un cigarrillo más del otro lado al que apoyaba el mío mientras conversábamos sobre el color de las velas de mi próximo cumpleaños.

Conmigo, sin mí...de todos modos seguiré caminando, autómata y con disfrute ausente hasta nuevo aviso.


Buenas noches, Diario.
Tuya,
Antonieta.

miércoles, 7 de julio de 2010

Página del Diario de Antonieta

7 de Julio de Cualquier año / Diario de Antonieta

Querido Diario:

Hoy he venido corriendo a tí. Los duendes punzantes en los que se han convertido mis pensamientos no me dejan tranquila. Tus páginas se han vuelto mi sacerdote y confesionario. Es que ya no puedo hablar, es que cuando hablo las palabras se invierten y mutan descontroladamente, es que cuando existen palabras sus letras corren lejos de mí...y yo corro hacia tí, querido Diario.

Ayer soñé que iba al zoológico y subía en un tren gigante. Me senté en el primer carril, sola, y me coloqué el cinturón de seguridad. El viaje iba bien. El tren se deslizaba suavemente sobre un carril de colores. Luego vino una pendiente y como a la mitad había una columna que cortaba el camino. A unos metros de llegar a ella el tren comenzó a acelerar muchísimo. Me di cuenta ahí de que era un joven quien conducía el vehículo desde la parte trasera, con los ojos vendados y riéndose delirantemente. Sentí mucho miedo. Veía que nos acercábamos tan rápido hacia esa columna...cuando ya estábamos a menos de un metro, el tren hizo un movimiento brusco; saltó del carril abriéndose hacia el vacío y luego, después de pasar por el costado de la columna, volvió al carril y siguió avanzando tranquilamente.

Mi corazón estaba saltando. Esta noche no descansé. Este día no descansé. Ni ayer, ni antes de ayer, ni...ya no sé cuando fue la última vez, de día o de noche, es igual. Saber que no estoy tan podrida como creía y que aun tengo una oportunidad para hacer las cosas bien no me ha reanimado como esperaba, todo es como mas lento y vacío. Leo páginas atrás y he escrito "lento y vacío" tantas veces y de tantas maneras...

En la mañana intenté usar toda esa carga que me dejó el sueño para hacer un cambio. Quería llegar al trabajo y decir "buenos días" a todos con una sonrisa. Quería de una vez por todas saludar a mi vecina a quien tantas veces he esquivado. Quería dejar de usar uñas postizas por mi mala manía de morderme las uñas. Quería cortarme el cabello, teñírmelo de un color más claro, rizarme las pestañas y pintarme los labios de rouge. Quería decirle "gracias, que tenga un buen día" por primera vez a mi taxista que me lleva y me trae los jueves y viernes desde hace dos años. Quería sacar todo mi sueldo del banco y comprarme muchas cosas. Quería llamar a Mariela, mi mejor amiga de toda la vida y a quien dejé de hablarle hace un año y medio porque simplemente lo dejé de hacer. Tenía muchas fuerzas que me dio, en forma de susto y fuertes latidos, aquel tren descarrilado de mi sueño. Quería hacer muchas cosas hoy, pero...aquí me tienes Diario, escribiéndote una noche más de mis intensiones y de mis "quería".

Fiiiuuuffff! mira la hora que es! Será un día largo, es mejor que intente cerrar los ojos. Tal vez hoy sueñe con un avión en llamas.


lunes, 28 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta


Diario de Antonieta
Lunes 28 de Junio/ Cualquier año


Querido Diario:

No tengo muchas ganas de escribirte hoy, pero me siento sola. Faltan solo 3 semanas para que me den vacaciones en el trabajo, mis primeras vacaciones. Tengo que viajar, salir de esta ciudad. No lo hago por seguir los consejos de mi terapista, lo hago porque si me quedo me sentiré más sola aun, sin nada que hacer y sin amigos a los cuales visitar ni que me visiten. Es solo por hoy que me siento así, tú ya sabes. Me he adaptado muy bien a vivir sola desde que él se fue.

Tengo una vela en mi habitación que jamás prendo. Es blanca, grande, y con un dibujo muy bonito en ella; un caballito de mar. Unas semanas antes de irse, cocinó para mí una cena deliciosa y me regaló esta vela. Dijo que la había hecho hace tiempo, cuando aun no me conocía, que se quemó varias veces y que siempre que había intentado deshacerse de ella, de alguna manera volvía a él. Ésta era la primera vez que se la regalaba a alguien, me la estaba dando a mí. Seguramente ya tenía planeado irse y me mintió para que yo pensara que algún día ese pedazo de cera frágil podría volvernos a unir. Siempre supo como hacerme pensar exactamente lo que él quería. Siempre supo como hacerme sentir bien.

Tengo mucho que hacer durante estas tres semanas que quedan antes de las vacaciones. Ha llegado una chica nueva, una practicante que no sabe absolutamente nada del trabajo. Eso ya me quita tiempo para hacer los informes que debo presentar, me la han asignado y cada 5 minutos viene a mi escritorio para preguntarme si debe escribir esto o lo otro, si llama al cliente o espera unos días, si está bien la manera en que se está vistiendo para venir a la oficina, si el chico del piso de abajo es casado, si se nota que es una puta barata...

Salió el Sol hoy, pero lo miré muy poco. Iba como detrás de mí, mi sombra adelante, y yo en el medio. Así estoy, en el medio, y mis únicos acompañantes son un astro luminoso a millones de kilómetros y una mancha ploma pegada a mis pies. Vaya que hoy esto está feo, pero mi vela sigue linda.


Iré por un trago.
Hasta después Diario.


lunes, 21 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta

Diario de Antonieta / 21 de Junio de cualquier año


Querido Diario:

Ha sido una semana con muchos desatinos y con un gran acierto. He comprobado cómo es que los viajes en zigzag se vuelven un camino directo a la oscuridad. También he comprobado que llamarme Antonieta no significa nada y que yo soy tan mortal como cualquiera.

No había estado sintiéndome bien. Mis ánimos andaban por los suelos y a rastras, mientras mi bienestar físico se convertía en un pensamiento constante desarrollando una paranoia malsana en mí. En realidad la falta de motivación por mis quehaceres cotidianos parece no tener solución. Mi terapista dice que debo realizar un viaje que me ayude a despejar la mente, trazarme nuevas metas, cambiar de aires y de entorno para luego volver con más fuerza. Yo no le creo, sólo le pago porque necesito que alguien me escuche e intente resolver mis problemas. Sí, no tengo amistades que puedan hacer por mí eso gratis, y mi familia…hace mucho que no se de ellos.

Los desatinos de la semana fueron más bien predecibles, simples y sin importancia. El gran acierto, que me hubiera encantado sea para un bien, fue una de las peores cosas que me ha pasado y me pasará en la vida. Soñé una de estas noches con una casa muy vieja, toda de madera. Abría la puerta en el sueño y entraba. Todas las paredes por dentro estaban repletas de cucarachas y el piso tenía pintadas unas rayas blancas largas de textura grumosa. Cuanto intentaba salir de la casa, no podía. Me quedaba en frente de la puerta abierta, mirando hacia fuera, y haciendo fuerza para poner un pie del otro lado. Por más que lo intentaba, no podía. Hasta que me cansé y caí al piso, me acomodé, y dormí entre lagrimas de impotencia y resignación. Siempre supe que me estaba pudriendo, siempre.

Ya no recuerdo como llorar. Hace tanto tiempo que no lo hago. No me acuerdo como se siente antes de comenzar a hacerlo, ni el sabor de las lágrimas cuando ya han caído. Ya “sentir” se ha convertido en algo que prefiero pasar por alto, algo que es mejor que mi terapista maneje y yo simplemente le pague. Ser una casa de madera siempre trae consecuencias sobre todo si se construye cerca al mar, donde la humedad no el un problema, la casa lo es.


Sacaré la basura...

Te escribo luego Diario

miércoles, 9 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta

Diario de Antonieta/ 9 de Junio de cualquier año

Querido Diario:


Ha pasado poco más de una semana desde la última vez que te abrí. Nuevamente mis actividades cotidianas hacen que me aleje cada vez más de mí y también de ti.

Sigue siendo invierno y sigo despertándome triste todas las mañanas. De vez en cuando algo sucede en el día que me hace disfrutar el momento, pero después de eso sigo con la cabeza en tonos grises. Hoy no he sonreído ni he pensado en sonreír. Como al medio día no me sentí triste, simplemente no me sentí. Después de almuerzo fumé un cigarrillo con tranquilidad, luego otro, y uno más para no perder la costumbre de “3 a las 3” que alguien me enseñó tiempo atrás.

Regresando del trabajo a casa decidí bajarme del bus varias cuadras antes para caminar un poco. Me encantó sentir el aire frío rozando mis mejillas y mi frente. Esa sensación me hizo recordar cuando era niña y salía con mi abuelo a volar cometa. Tenía una sola cometa que él mismo había construido. Era de colores vivos, y cuando se elevaba reflejaba la luz del sol haciéndome cerrar un poco los ojos cuando levantaba la mirada hacia ella. Recordé también que aquellas veces cuando salía con mi abuelo, llegaba un momento en que lo observaba en silencio y me ponía a pensar si él sabía que se iba a morir algún día. Nunca se lo pregunté. Me gustaba imaginar la tristeza que yo sentiría aquel día y me quedaba mirándolo con el corazón angustiado, hecho un puño cerrado con fuerza.

Cuando era niña, la única forma en que concebía a la muerte era llevándose a otros. Hoy, y sobre todo hoy, he visto como la muerte me lleva a mí. La muerte gradual, la más cruel, la que tortura haciéndome sentir abrigada en invierno y me desnuda de un momento a otro en medio del más frío de los silencios. Yo sé que un día me voy a morir y lo pienso todos los días dudando de mi habilidad para escapar de ella cuando me coja el hombro.

Mi ropero está lleno de vestidos y chompas multicolores que siempre veo pero que nunca uso. Estoy asustada porque siento que estoy pensando muchas cosas que no debería pero que siempre han estado ahí, como mi ropa de colores. En el fondo de un cajón encontré un guante azul que no es mío, que jamás usé y que me acarició alguna vez. Ese guante azul…cuando a mi cabeza solo le importaba descansar en su pecho y cuando la muerte era una cosquilla.

Hice limpieza general hace unas horas. Boté el guante a la basura y tengo miedo de todo.


Hasta después Diario.

martes, 1 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta


Diario de Antonieta / 31 de Mayo de cualquier año

Querido diario:

Me siento muy triste hoy. Me desperté triste, me duché triste, me vestí triste, tomé triste el desayuno y salí triste rumbo al trabajo. Hoy nada hizo que mi día se alegrara, ni si quiera salió el sol.

Volvió la paranoia que se comía varías horas de mis días solitarios de antes. Sí, volvió y no puedo evitarlo. Ahora me siento más pesada que en aquellos días y eso intensifica mis sensaciones, lo cual sería totalmente útil si fueran menos autodestructivas. Otra vez he vuelto a sentir que se me pudre el cuerpo por dentro y que en cualquier momento tendré que aceptar que todo terminará de repente.

Sé que hace días no te escribo querido Diario, es que he estado muy ocupada con pensamientos inútiles, actividades lucrativas vanas, y compañías vacías y falsas. ¿Ves que he comenzado a ser igual que hace algunos años atrás? ¿Crees que eso sea bueno al fin y al cabo?

Hoy también me he sentido muy torpe. Mis pies se tropezaban con ellos mismos, mis manos no coordinaban sus movimientos, y todo lo que decía al cabo de 3 segundo ya no tenía sentido para mi ni para nadie. Me llamaron la atención en el trabajo por un reporte mal realizado: consistía únicamente en llamar a un cliente y hacerle unas preguntas, él se negó y comenzó a insultarme como si lo hubiera ofendido de la manera mas descarada. Mi jefe se enteró de lo sucedido y también me insultó como si la ofensa descarada que no cometí con el cliente también la hubiese cometido con él. La verdad es que me sentía tan triste, que ni fuerzas tuve para contestar o para irme del lugar como signo de protección a mi dignidad. Me he sentido nadie todo el día.

Llegar a casa, encontrar a mi gato obeso sobre la cama, escuchar las noticias del día, calentar mi cena y comerla, ir al baño a cepillarme los dientes…los cepillos…2 cepillos…cuando hoy ya estaba yo sola. Boté el cepillo azul que no era mío…ahora solo queda el morado, el mismo que uso hace 6 meses, que compré junto con el azul cuando sí necesitábamos 2.

Si, ha sido un día muy triste, para mí por lo menos sí lo fue. Ojala que sólo dure 24 horas.

Buenas noches diario.

domingo, 23 de mayo de 2010

Hoy quiero ser una Rock Star...

Hoy quiero ser estrella de rock. Hoy quiero que la música me alimente, me de voz, me haga temblar. Hoy quiero sentir la energía de un estadio lleno coreando lo que amo gritar. Moverme tal y como mi cuerpo lo siente, sin privaciones y con todas las libertades existentes.

Quiero correr sobre un escenario con vestuarios extravagantes y cabellos alborotados. Quiero sudar al ritmo de mi tonada mientras otros extraños también sudan conmigo. Hoy necesito esa adrenalina que sólo se obtiene cogiendo un micrófono, unas baquetas, una púa, una guitarra, o un bajo.

Quiero sentir las vibraciones del rock n` roll en mi nuca, en mi estómago, sobre mis hombros, en mi garganta, en mis manos y pies, en mis cabellos…



Hoy quiero tanto existir un poquito más. Quiero ser una estrella de rock y que las personas admiren mi actitud rebelde. Quiero ser ovacionada cada vez que escupo o pateo al aire. Saltar y dar vueltas…cantar y bailar...



...Hoy quiero ser una estrella de Rock!

lunes, 15 de febrero de 2010

Los mejores tips de 14 de Febrero

- Usar una rica fragancia

Subí hoy al servicio de transporte público y lo primero que sentí, como un palmazo en las fosas nasales, fue el penetrante olor de una económicamente cómoda fragancia masculina. Sí, entiendo que hoy la gente pretenda festejar el día del amor y la amistad. También entiendo que quieran verse especialmente limpios y ordenados en este día. Pero algo que entiendo pero jamás me parecerá coherente en los hombres, es que utilicen cantidades industriales de una fragancia que de por sí tiene un olor bastante fuerte pensando que eso producirá un efecto afrodisiaco en su chica. Recomiendo una opción que de lejos parece mas inteligente y conveniente para las ansias masculinas: racionen la fragancia para cada día después de un buen duchazo. Así tendrán la oportunidad de festejar esta fecha especial diariamente y, por qué no, camuflar tal vez aquellos olores naturales que no siempre resultan beneficiosos para las intenciones en cuestión.

- Pensar en un regalo auténtico y especial

Caminando por uno de los parques más concurridos de mi ciudad observé que abundaban los vendedores de rosas y globos metálicos con amorosas inscripciones. No tenían la necesidad de vociferar la oferta de sus productos ni de acercarse a las melosas parejas que paseaban por el lugar ya que eran ellas quienes los rodeaban con la necesidad de comprar. Volví a hacer un escaneo rápido del parque. Todas las parejas llevaban una o un ramo de rosas rojas, un globo metálico o ambas cosas. Las chicas encantadas por el detalle de su hombre caminaban luciendo orgullosas su uniformado regalo como si se tratase del más exclusivo souvenir. Los hombres sonreían complacidos por la futura retribución que obtendrían por parte de sus amadas.

- Transportarse cómodamente en un vehículo que brinde intimidad y tranquilidad

Es Domingo y de por sí no salen varios buses de las rutas más transitadas a hacer el recorrido normal. Esto genera congestión en los vehículos más pequeños obligando a los usuarios a ir literalmente doblados por la mitad y aplastados como sardinas. Más aun conociendo la puntualidad que nos caracteriza como peruanos, no queda otra opción que sumir el abdomen, apretar los glúteos y colgarse de algún vehículo público que pase en el momento. Esto, por supuesto, no detiene a las parejas de llegar al lugar soñado cada 14 de Febrero. Las minifaldas dejan de ser un impedimento para las poses más incómodas en los lugares más pequeños de los carros saltarines, y los rígidos pantalones masculinos no incomodan más al momento de flexionar las rodillas para subir en aquellas ratoneras con llantas.

- Preparar un lugar íntimo y romántico donde pasar un momento de calidad

Salir por las calles mostrándole al mundo la felicidad de haber encontrado al amado o amada tiene la misma duración que la luz del sol en este día. Por la noche, los amantes buscan un lugar suficientemente acogedor para gozar apasionadamente de su romance. Neónicos anuncios en las avenidas atraen las miradas de aquellos caballeros que, con mucho esfuerzo y dedicación, han engreído a sus damiselas durante toda la tarde. Un brindis puede ser propicio como preámbulo a la soledad de a dos. Tambaleantes de alegría, las parejas se dirigen ahora a las cómodas habitaciones que serán testigo de su amor por algunas horas (y luego del amor de algunos otros cuantos más). Todos saben que para el amor no hay un lugar definido, y ellas asienten diciendo que cualquier lugar donde puedan amar a su hombre será perfecto.


* Los tips del Día de San Valentín están dedicados especialmente a los hombres, dignificando su posición en las relaciones de pareja y esperando que jamás dejen de cobijar a sus mujeres bajo aquellos brazos firmes y protectores que las hacen delirar.

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*** Este post no pretende ser tomado en serio...

jueves, 28 de enero de 2010

Los 4 miedos

Tu mirada me hace pensar en 4 miedos basados en mi inseguridad múltiple:

 


-       ¿Estaré mintiendo?

 

Por momentos la realidad no parece ser tan verídica y pierdo un poco (solo un poco) el sentido de las cosas.  Me confío de la duda y creo (por pocos segundos) que lo que ocurre solo es en el imaginario.  También cuando actúo (entiéndase como “cuando hago algo”) afirmo en mis pensamientos que todo es simplemente parte del guión de una película que acabará cuando quiera, o que está pasando pero en realidad no lo es.  Y cuando me miras, me cuestiono desde adentro y me pregunto si de verdad estará sucediendo o habrá sucedido lo que tengo como recuerdo…o tal vez lo creé con el tiempo y retazos de deseos, sueños, películas, historias y chismes.  Cuando me miras siento que miras mi real-realidad y me siento desnuda y ciega, porque ni yo se bien si vivo basada en mi imaginario o si piso un jardín multicolor de concreto que duele cuando te caes.  No pienso en mentir, pero…¿estaré mintiendo?

 

-       ¿Me voy a morir pronto?

 

Miro hacia atrás por ratos y parece que no he vivido nada, que no he conseguido nada, que sigo siendo un bebé de brazos que caga y caga sin que el pañal le pese ni le incomode.  Pero cuando me miras (y sobre todo cuando me hablas) siento que sé demasiado para lo que puedo soportar con legalidad en la dimensión de los seres humanos atrapados en el tiempo y el espacio con un límite de caducidad para sus conocimientos y un limite inferior de generación para los nuevos a aprender.  En ese preciso ápice me entra un miedo hormigueante de origen doble: la planta de mis pies y la parte apical de mi cabeza o coronilla.  Se encuentran en lo mas oscuro de mi estómago produciendo en mi incontenibles ganas de vomitar el futuro cuanto antes (cuanto antes).  Una visión mortuoria me traspasa por la espalda como una estalactita helada que ha caído desde mi pasado hacia mi futuro dejándome incrustada en el medio (o sea en el presente).  Ese es el momento donde tu mirada pierde forma y se tuerce en forma de carita triste.  Veo que me muero hoy o mañana, pero de 48 horas no paso.  Se me quedan los hombros pesados.  Tus ojos toman forma otra vez y brillan como lo saben hacer.  Pero mis hombros ya se me quedaron pesados y la estalactita atravesada a la altura de mi pulmón derecho.  No pienso en morir, pero…¿será que voy a morir pronto?

 

-       ¿Estoy siempre en un error?

 

Parece que estoy al revés cuando me miras.  Me convierto en un cilindro verde que un bebé sin prejuicios intenta colocar en el hueco rojo con forma rectangular.  Los ruidos que salen de mi boca sencillamente me saben bien pero suenan a nada para tus ojos.  Logro caminar, correr, saltar, girar…hasta volar, pero cuando llego a la pared que construyeron tus pupilas oscuras durante años, ya no sé si realmente caminé, corrí, salté, giré…o hasta volé.  Ahí me siento al revés, y que por eso mismo mi pie se torcerá al siguiente paso.  Caminaré con los pies torcidos, correré con los pies torcidos, saltaré con los pies torcidos, giraré con los pies torcidos…hasta volaré con los pies torcidos, llegaré a tu pared y nuevamente me sentiré al revés, se me torcerán los pies hacia el otro lado, y continuaré mi camino hasta tu pared que siempre está (tus ojos siempre están).  Lo digo porque es lo que sucede: La llama de una vela me quema la mano derecha, huele a carne tostada, y me duele.  Me miras y…la vela la prendí yo sin tener cuidado, pensando en que el encendedor no funcionaba porque ayer te habías acabado el combustible al prender el ultimo incienso que quedaba después que preparé pescado frito y dejé todo el lugar apestando.  Volteo y miro tus ojos…la vela no esta prendida, era el reflejo de la luz en un espejo, el encendedor está cargado, ayer no preparé pescado, no sé cocinar.  La vela está prendida y me quema la mano, eso lo sé.  No pienso en equivocarme…pero, ¿será que me equivoco?

 

-       ¿Me quedaré siempre en ningún lugar?

 

Sin la intención de pensar en lugar como únicamente referido al espacio físico, me extiendo en la palabra hacia el tiempo y la ubicación.  Cuando mis ojos existen es horrible.  Veo una vez mas que estoy flotando, que no puedo pisar, que soy el trazo extra de un circulo dibujado a mano alzada y rápidamente para señalar la palabra mal escrita.  Hay mil palabras mal escritas y estoy en ese trazo, en todas ellas. 

Hay árboles más pequeños que ya dieron frutos, incluso los de mi mismo tamaño.  Hay árboles añejos que el pasar de los años les llevó el fruto y otros añejos también que no lograron hacer brotar ni una flor pequeña y pálida.  Mis raíces ni si quiera están amarradas al calor de la tierra, pero cuando imagino que lo están, pasa el tiempo y me trae nada.  Así que rápidamente dejo de imaginarlo y sigo flotando, sobre el mismo lugar, pero estoy solo flotando.

Tengo un pequeño ser dentro de mi estómago que en realidad no existe pero lo imagino constantemente (lo cual le da existencia de vez en cuando).  Lo he amarrado por si se quiere escapar.  Está sentado, en la nada, con las piernas y brazos doblados y amarrados con un hilo negro que una vez encontré y me tragué.  La boca siempre la tiene abierta como gritando, y los ojos cerrados con fuerza…como gritando también.  Quieto está.  Por ratos gira perdiendo el sentido de arriba y abajo. No me gusta tenerlo ahí.

Tus ojos me encontraron por fin y me dicen lo que me saben decir.  Eso que tú ya sabes pero yo no.  Por eso mismo tengo cierto tipo de privilegios con los que juego de cuando en vez.  Me miras y se me escarapela el ánimo, se me chorrea la fuerza, mis ojos también existen…y es horrible.  No pienso en quedarme siempre en ningún lugar…pero, ¿me quedaré en ningún lugar?

 

 

 

*4 miedos en los que me hace pensar tu mirada cuando se topa con mi inseguridad múltiple asomándose a la ventana.