miércoles, 9 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta

Diario de Antonieta/ 9 de Junio de cualquier año

Querido Diario:


Ha pasado poco más de una semana desde la última vez que te abrí. Nuevamente mis actividades cotidianas hacen que me aleje cada vez más de mí y también de ti.

Sigue siendo invierno y sigo despertándome triste todas las mañanas. De vez en cuando algo sucede en el día que me hace disfrutar el momento, pero después de eso sigo con la cabeza en tonos grises. Hoy no he sonreído ni he pensado en sonreír. Como al medio día no me sentí triste, simplemente no me sentí. Después de almuerzo fumé un cigarrillo con tranquilidad, luego otro, y uno más para no perder la costumbre de “3 a las 3” que alguien me enseñó tiempo atrás.

Regresando del trabajo a casa decidí bajarme del bus varias cuadras antes para caminar un poco. Me encantó sentir el aire frío rozando mis mejillas y mi frente. Esa sensación me hizo recordar cuando era niña y salía con mi abuelo a volar cometa. Tenía una sola cometa que él mismo había construido. Era de colores vivos, y cuando se elevaba reflejaba la luz del sol haciéndome cerrar un poco los ojos cuando levantaba la mirada hacia ella. Recordé también que aquellas veces cuando salía con mi abuelo, llegaba un momento en que lo observaba en silencio y me ponía a pensar si él sabía que se iba a morir algún día. Nunca se lo pregunté. Me gustaba imaginar la tristeza que yo sentiría aquel día y me quedaba mirándolo con el corazón angustiado, hecho un puño cerrado con fuerza.

Cuando era niña, la única forma en que concebía a la muerte era llevándose a otros. Hoy, y sobre todo hoy, he visto como la muerte me lleva a mí. La muerte gradual, la más cruel, la que tortura haciéndome sentir abrigada en invierno y me desnuda de un momento a otro en medio del más frío de los silencios. Yo sé que un día me voy a morir y lo pienso todos los días dudando de mi habilidad para escapar de ella cuando me coja el hombro.

Mi ropero está lleno de vestidos y chompas multicolores que siempre veo pero que nunca uso. Estoy asustada porque siento que estoy pensando muchas cosas que no debería pero que siempre han estado ahí, como mi ropa de colores. En el fondo de un cajón encontré un guante azul que no es mío, que jamás usé y que me acarició alguna vez. Ese guante azul…cuando a mi cabeza solo le importaba descansar en su pecho y cuando la muerte era una cosquilla.

Hice limpieza general hace unas horas. Boté el guante a la basura y tengo miedo de todo.


Hasta después Diario.

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