lunes, 21 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta

Diario de Antonieta / 21 de Junio de cualquier año


Querido Diario:

Ha sido una semana con muchos desatinos y con un gran acierto. He comprobado cómo es que los viajes en zigzag se vuelven un camino directo a la oscuridad. También he comprobado que llamarme Antonieta no significa nada y que yo soy tan mortal como cualquiera.

No había estado sintiéndome bien. Mis ánimos andaban por los suelos y a rastras, mientras mi bienestar físico se convertía en un pensamiento constante desarrollando una paranoia malsana en mí. En realidad la falta de motivación por mis quehaceres cotidianos parece no tener solución. Mi terapista dice que debo realizar un viaje que me ayude a despejar la mente, trazarme nuevas metas, cambiar de aires y de entorno para luego volver con más fuerza. Yo no le creo, sólo le pago porque necesito que alguien me escuche e intente resolver mis problemas. Sí, no tengo amistades que puedan hacer por mí eso gratis, y mi familia…hace mucho que no se de ellos.

Los desatinos de la semana fueron más bien predecibles, simples y sin importancia. El gran acierto, que me hubiera encantado sea para un bien, fue una de las peores cosas que me ha pasado y me pasará en la vida. Soñé una de estas noches con una casa muy vieja, toda de madera. Abría la puerta en el sueño y entraba. Todas las paredes por dentro estaban repletas de cucarachas y el piso tenía pintadas unas rayas blancas largas de textura grumosa. Cuanto intentaba salir de la casa, no podía. Me quedaba en frente de la puerta abierta, mirando hacia fuera, y haciendo fuerza para poner un pie del otro lado. Por más que lo intentaba, no podía. Hasta que me cansé y caí al piso, me acomodé, y dormí entre lagrimas de impotencia y resignación. Siempre supe que me estaba pudriendo, siempre.

Ya no recuerdo como llorar. Hace tanto tiempo que no lo hago. No me acuerdo como se siente antes de comenzar a hacerlo, ni el sabor de las lágrimas cuando ya han caído. Ya “sentir” se ha convertido en algo que prefiero pasar por alto, algo que es mejor que mi terapista maneje y yo simplemente le pague. Ser una casa de madera siempre trae consecuencias sobre todo si se construye cerca al mar, donde la humedad no el un problema, la casa lo es.


Sacaré la basura...

Te escribo luego Diario

No hay comentarios: