lunes, 28 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta


Diario de Antonieta
Lunes 28 de Junio/ Cualquier año


Querido Diario:

No tengo muchas ganas de escribirte hoy, pero me siento sola. Faltan solo 3 semanas para que me den vacaciones en el trabajo, mis primeras vacaciones. Tengo que viajar, salir de esta ciudad. No lo hago por seguir los consejos de mi terapista, lo hago porque si me quedo me sentiré más sola aun, sin nada que hacer y sin amigos a los cuales visitar ni que me visiten. Es solo por hoy que me siento así, tú ya sabes. Me he adaptado muy bien a vivir sola desde que él se fue.

Tengo una vela en mi habitación que jamás prendo. Es blanca, grande, y con un dibujo muy bonito en ella; un caballito de mar. Unas semanas antes de irse, cocinó para mí una cena deliciosa y me regaló esta vela. Dijo que la había hecho hace tiempo, cuando aun no me conocía, que se quemó varias veces y que siempre que había intentado deshacerse de ella, de alguna manera volvía a él. Ésta era la primera vez que se la regalaba a alguien, me la estaba dando a mí. Seguramente ya tenía planeado irse y me mintió para que yo pensara que algún día ese pedazo de cera frágil podría volvernos a unir. Siempre supo como hacerme pensar exactamente lo que él quería. Siempre supo como hacerme sentir bien.

Tengo mucho que hacer durante estas tres semanas que quedan antes de las vacaciones. Ha llegado una chica nueva, una practicante que no sabe absolutamente nada del trabajo. Eso ya me quita tiempo para hacer los informes que debo presentar, me la han asignado y cada 5 minutos viene a mi escritorio para preguntarme si debe escribir esto o lo otro, si llama al cliente o espera unos días, si está bien la manera en que se está vistiendo para venir a la oficina, si el chico del piso de abajo es casado, si se nota que es una puta barata...

Salió el Sol hoy, pero lo miré muy poco. Iba como detrás de mí, mi sombra adelante, y yo en el medio. Así estoy, en el medio, y mis únicos acompañantes son un astro luminoso a millones de kilómetros y una mancha ploma pegada a mis pies. Vaya que hoy esto está feo, pero mi vela sigue linda.


Iré por un trago.
Hasta después Diario.


lunes, 21 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta

Diario de Antonieta / 21 de Junio de cualquier año


Querido Diario:

Ha sido una semana con muchos desatinos y con un gran acierto. He comprobado cómo es que los viajes en zigzag se vuelven un camino directo a la oscuridad. También he comprobado que llamarme Antonieta no significa nada y que yo soy tan mortal como cualquiera.

No había estado sintiéndome bien. Mis ánimos andaban por los suelos y a rastras, mientras mi bienestar físico se convertía en un pensamiento constante desarrollando una paranoia malsana en mí. En realidad la falta de motivación por mis quehaceres cotidianos parece no tener solución. Mi terapista dice que debo realizar un viaje que me ayude a despejar la mente, trazarme nuevas metas, cambiar de aires y de entorno para luego volver con más fuerza. Yo no le creo, sólo le pago porque necesito que alguien me escuche e intente resolver mis problemas. Sí, no tengo amistades que puedan hacer por mí eso gratis, y mi familia…hace mucho que no se de ellos.

Los desatinos de la semana fueron más bien predecibles, simples y sin importancia. El gran acierto, que me hubiera encantado sea para un bien, fue una de las peores cosas que me ha pasado y me pasará en la vida. Soñé una de estas noches con una casa muy vieja, toda de madera. Abría la puerta en el sueño y entraba. Todas las paredes por dentro estaban repletas de cucarachas y el piso tenía pintadas unas rayas blancas largas de textura grumosa. Cuanto intentaba salir de la casa, no podía. Me quedaba en frente de la puerta abierta, mirando hacia fuera, y haciendo fuerza para poner un pie del otro lado. Por más que lo intentaba, no podía. Hasta que me cansé y caí al piso, me acomodé, y dormí entre lagrimas de impotencia y resignación. Siempre supe que me estaba pudriendo, siempre.

Ya no recuerdo como llorar. Hace tanto tiempo que no lo hago. No me acuerdo como se siente antes de comenzar a hacerlo, ni el sabor de las lágrimas cuando ya han caído. Ya “sentir” se ha convertido en algo que prefiero pasar por alto, algo que es mejor que mi terapista maneje y yo simplemente le pague. Ser una casa de madera siempre trae consecuencias sobre todo si se construye cerca al mar, donde la humedad no el un problema, la casa lo es.


Sacaré la basura...

Te escribo luego Diario

miércoles, 9 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta

Diario de Antonieta/ 9 de Junio de cualquier año

Querido Diario:


Ha pasado poco más de una semana desde la última vez que te abrí. Nuevamente mis actividades cotidianas hacen que me aleje cada vez más de mí y también de ti.

Sigue siendo invierno y sigo despertándome triste todas las mañanas. De vez en cuando algo sucede en el día que me hace disfrutar el momento, pero después de eso sigo con la cabeza en tonos grises. Hoy no he sonreído ni he pensado en sonreír. Como al medio día no me sentí triste, simplemente no me sentí. Después de almuerzo fumé un cigarrillo con tranquilidad, luego otro, y uno más para no perder la costumbre de “3 a las 3” que alguien me enseñó tiempo atrás.

Regresando del trabajo a casa decidí bajarme del bus varias cuadras antes para caminar un poco. Me encantó sentir el aire frío rozando mis mejillas y mi frente. Esa sensación me hizo recordar cuando era niña y salía con mi abuelo a volar cometa. Tenía una sola cometa que él mismo había construido. Era de colores vivos, y cuando se elevaba reflejaba la luz del sol haciéndome cerrar un poco los ojos cuando levantaba la mirada hacia ella. Recordé también que aquellas veces cuando salía con mi abuelo, llegaba un momento en que lo observaba en silencio y me ponía a pensar si él sabía que se iba a morir algún día. Nunca se lo pregunté. Me gustaba imaginar la tristeza que yo sentiría aquel día y me quedaba mirándolo con el corazón angustiado, hecho un puño cerrado con fuerza.

Cuando era niña, la única forma en que concebía a la muerte era llevándose a otros. Hoy, y sobre todo hoy, he visto como la muerte me lleva a mí. La muerte gradual, la más cruel, la que tortura haciéndome sentir abrigada en invierno y me desnuda de un momento a otro en medio del más frío de los silencios. Yo sé que un día me voy a morir y lo pienso todos los días dudando de mi habilidad para escapar de ella cuando me coja el hombro.

Mi ropero está lleno de vestidos y chompas multicolores que siempre veo pero que nunca uso. Estoy asustada porque siento que estoy pensando muchas cosas que no debería pero que siempre han estado ahí, como mi ropa de colores. En el fondo de un cajón encontré un guante azul que no es mío, que jamás usé y que me acarició alguna vez. Ese guante azul…cuando a mi cabeza solo le importaba descansar en su pecho y cuando la muerte era una cosquilla.

Hice limpieza general hace unas horas. Boté el guante a la basura y tengo miedo de todo.


Hasta después Diario.

martes, 1 de junio de 2010

Página del diario de Antonieta


Diario de Antonieta / 31 de Mayo de cualquier año

Querido diario:

Me siento muy triste hoy. Me desperté triste, me duché triste, me vestí triste, tomé triste el desayuno y salí triste rumbo al trabajo. Hoy nada hizo que mi día se alegrara, ni si quiera salió el sol.

Volvió la paranoia que se comía varías horas de mis días solitarios de antes. Sí, volvió y no puedo evitarlo. Ahora me siento más pesada que en aquellos días y eso intensifica mis sensaciones, lo cual sería totalmente útil si fueran menos autodestructivas. Otra vez he vuelto a sentir que se me pudre el cuerpo por dentro y que en cualquier momento tendré que aceptar que todo terminará de repente.

Sé que hace días no te escribo querido Diario, es que he estado muy ocupada con pensamientos inútiles, actividades lucrativas vanas, y compañías vacías y falsas. ¿Ves que he comenzado a ser igual que hace algunos años atrás? ¿Crees que eso sea bueno al fin y al cabo?

Hoy también me he sentido muy torpe. Mis pies se tropezaban con ellos mismos, mis manos no coordinaban sus movimientos, y todo lo que decía al cabo de 3 segundo ya no tenía sentido para mi ni para nadie. Me llamaron la atención en el trabajo por un reporte mal realizado: consistía únicamente en llamar a un cliente y hacerle unas preguntas, él se negó y comenzó a insultarme como si lo hubiera ofendido de la manera mas descarada. Mi jefe se enteró de lo sucedido y también me insultó como si la ofensa descarada que no cometí con el cliente también la hubiese cometido con él. La verdad es que me sentía tan triste, que ni fuerzas tuve para contestar o para irme del lugar como signo de protección a mi dignidad. Me he sentido nadie todo el día.

Llegar a casa, encontrar a mi gato obeso sobre la cama, escuchar las noticias del día, calentar mi cena y comerla, ir al baño a cepillarme los dientes…los cepillos…2 cepillos…cuando hoy ya estaba yo sola. Boté el cepillo azul que no era mío…ahora solo queda el morado, el mismo que uso hace 6 meses, que compré junto con el azul cuando sí necesitábamos 2.

Si, ha sido un día muy triste, para mí por lo menos sí lo fue. Ojala que sólo dure 24 horas.

Buenas noches diario.